Es el
principio de un amor
incrustado
en la ternura,
con el
miedo,
que no
quiere hacerse fruto.
Es el
mar de tus ojos
con
voz de ángel
rodeado
de luz
en el
aire perfumado.
Es el
ansia que respira,
bajo
el crepúsculo,
como
perla abandonada
en la
sonrisa de tu nombre.
Es el
amor que cabe,
en la
palma de la mano,
donde
madura el deseo
de una
violeta
que
germina en soledad
con
pureza,
inimitable,
para
no rompernos el alma.
Mª Olga Vidal Vidal
(15-11-2014)
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