Una mañana
de cobalto y miel
marca iniciales
en el crepúsculo
que
mece el mar de la esperanza.
El
deseo de la aurora suscita,
en el rocío,
un recuerdo de plata
que
domina el silencio.
Danza
pegado a la piel
de una
paloma
que se
adentra,
en una boca salada,
para
libar la espuma
que
anida en la palabra,
pisando
las plumas, con todo su amor.
Mª
Olga Vidal Vidal.
(25-10-2014).
1 comentario:
bello, etéreo, deja un sabor a mar en la garganta. UN abrazo poeta.
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