entrego
flores a la miseria.
Un
pensamiento fresco
despierta
la sonrisa
con la cascada de un crepúsculo
perdido
entre la niebla.
Una
luz misteriosa
protege
la espiga
de monstruos
invisibles
que
carcomen,
de tu pecho la dulzura,
con el engaño
de un
corazón de piedra.
Mª Olga Vidal Vidal
(6-11-2014)
1 comentario:
Hay una especie de lamento en estos versos y a su misma altura, en el mismo repecho,la tenacidad del amor.Un beso, amiga.
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